Hank Ketcham's Complete DENNIS the MENACE 1951-1952

Guión y Dibujo: Hank Ketcham

¿Recuerdas lo que estabas haciendo hace 11 años?. es más, ¿podrías aventurar lo que estarás haciendo dentro de 11 años?. Una cosa es (casi) segura, en ese tiempo, la editorial americana Fantagraphics habrá puesto a la venta, al ritmo de dos volúmenes al año, todo el Daniel el Travieso que su creador, Hank Ketcham, dibujó desde 1951 hasta su fallecimiento en 2001. 50 años de las que probablemente son las mejores tiras cómicas de la historia, o al menos, las que mejor supieron captar el American Way of Life e inmortalizar una época, la de los dorados años 50, que hoy es parte del recuerdo.

Contaba el creador de la serie, antiguo dibujante de los estudios Disney (donde colaboró en cintas como Pinocho o Bambi), que la idea de Daniel el Travieso se le ocurrió un día en su casa mientras trabajaba en una ilustración para el Saturday Evening Post (uno de los más famosos periódicos de los Estados Unidos): "...de repente escuche un tremendo ruido que provenía de las habitaciones y mi mujer entró hecha una furia en el estudio gritándome "¡Tú hijo es una Amenaza!". Un hilo de pensamiento llevó al otro y Ketcham habría creado en menos de cinco minutos a uno de los personajes más reconocibles de la inconografía americana. Un año después de estos acontecimientos, Daniel era presentado al público en 16 periódicos, pasando al centenar de rotativas a finales de 1951. Y eso sólo era el comienzo. La popularidad de Daniel creció de forma desmesurada en los años que siguieron a su aparición, siendo adaptada a televisión en 1959, convirtiéndose más tarde en serie de animación y finalmente en película en 1993. Para entonces Daniel contaba ya con publicaciones en más de 1000 periódicos a lo largo de 48 países.

Pero, ¿cual es el secreto de tan inmenso éxito?. A mi entender, la tremenda repercusión que Daniel tuvo en sus primeros años de vida se debió a tres razones: por una parte a lo que comentaba antes. Daniel reproducía en sus viñetas una de las más queridas épocas de la historia americana: los años 50. Tras los horrores de la guerra, el estado del bienestar promovido por el gobierno de Truman primero y Eisenhower después, provocó un relanzamiento a escala mundial del producto americano, y todavía hoy forman parte de su cultura y de los sueños del americano medio la típica casita con vallas blancas y un Dodge en la entrada; los cafés con las máquinas pinchadiscos y las fuentes de Coca-Cola...en fin, todo aquello que Zemeckis mostraba con sumo detalle en la primera parte de Regreso al Futuro.

Sin embargo, ese éxito no hubiese traspasado las fronteras de Norteamerica sino huibiese sido por la universalidad de los temas tratados por Ketcham en Daniel, pues, ¿quien no tenía un hijo/hermano/primo de cinco años de edad?. Cualquiera que lea las páginas de Daniel verá reflejada más de una situación vivida en sus propias carnes. Un hecho más que lógico si tenemos en cuenta que muchas de dichas tiras (sino la mayoría) salían de experiencias propias de Ketcham o cualquiera de sus colaboradores.

Pero lo que, bajo mi punto de vista, supone el mayor acierto de Daniel el Travieso es su genialidad gráfica. Coetáneo con la obra magna de Charles M. Schulz, la diferencia entre Daniel y los Peanuts (donde vería la luz Snoopy) es que mientras que el segundo desarrollaba una historia en tres o cuatro paneles (dándole al lector un inicio, un nudo y un desenlace) el primero elimina la primera y la útlima etapa, convirtiéndose en una instantánea en la que Ketcham se asomaba al microuniverso de Daniel y dibujaba lo que veía. En Daniel es trabajo del lector el dar un inicio a la situación que estamos viendo, y poner un final (casi siempre desastroso para la temporal victima de las travesuras del terrorífico niño) a dicha viñeta. Tómese por ejemplo la ilustración que acompaña a este texto: con tan sólo verlo sabemos lo que ha ocurrido antes (la madre de Daniel le ha dicho a este que le diga a su padre que tenga cuidado, y aquél, como no podía ser de otra manera, ha escalado el árbol para dar el mensaje a su sufrido progenitor), vemos lo que está ocurriendo ahora, y lo que es mejor, Ketcham deja a la imaginación del lector completar la acción. Así, cada página de Daniel se convierte en una historia autocontenida que dependiendo de la persona tendrá uno u otro final.

En cuanto al formato elegido para perpetuar la obra de Ketcham, Fantagraphics se cubre de gloria con un tomo en tapa dura de reducidas dimensiones -14'5 x 16'5 cm- y un papel de alto gramaje que cuidan al máximo, en sus más de 600 páginas, reproducir hasta el útlimo detalle del brillante dibujo de Daniel el Travieso. Si tenéis oportunidad de haceros con este primer tomo y creéis que podéis seguir haciéndolo durante los próximos 11 años, no lo dudéis, Daniel el Travieso sigue siendo manteniendo hoy, con más de 50 años a sus espaldas, la misma frescura que tuviera cuando vió la luz por primera vez...y eso es algo de lo que muy pocos personajes de cómics pueden presumir.

Lo Mejor: El humor de Ketcham, tan actual en 1950 como hoy en día.

Lo Peor: Que haya que esperar 11 años para tener la colección completa.

El Momento: Al no ser un cómic al uso no podría citar ninguno en concreto.

Guión: 9 de 10

Dibujo: 9 de 10

Total: 9 de 10

 
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