Y: The Last Man (Serie Regular nos. 1 al 23)

Guión: Brian K. Vaughan
Dibujo: Pia Guerra, Paul Chadwick y Goran Parlov
Entintado: José Marzán Jr.


Desde hace ya varios años he venido observando con curiosidad e interés a partes iguales la evolución que las dos grandes edi toriales (DC y Marvel) de este noveno arte han ido sufriendo. Y no puedo dejar de constatar el estancamiento de una con respecto a la multitud de propuestas arriesgadas de la otra. Mientras Marvel basa toda su apuesta editorial en sucesivas revisiones del género de superhéroes (algunas muy acertadas como los Ultimates o Supreme Power, de la que hablaremos en breve) y con las múltiples colecciones de mutantes que mensualmente lanza al mercado; DC no para de sorprender a sus lectores con comics que se alejan totalmente del citado género, tocando toda clase de palos sobre todo en sus dos sellos con más carácter: Wildstorm y Vertigo.

Creado hace ya más de 10 años, el sello Vertigo acogió al poco de su nacimiento a la ya mítica Sandman de Neil Gaiman. Orientado desde un principio al público más adulto, Vertigo cuenta en su haber con series de gran éxito como Hellblazer o la irreverente Predicador . Es en este sello donde, hace un par de años, nace Y: The Last Man.

Brian K. Vaughan es un nombre que ya hemos citado en unas cuantas ocasiones. Guionista pluriempleado capaz de revisar con personalidad las más típicas situaciones (como ya demostró con Runaways) Vaughan parte en Y: The Last Man de una premisa más que interesante, ¿que pasaría si todo ser viviente con un cromosoma Y muriera, y sólo un chico de veintitantos años y su mono sobrevivieran?. Tras esta premisa inicial Vaughan comienza la serie presentándonos a Yorick (si, igual que el personaje de Hamlet) un chico de veintimuchos al que acaban de rechazar en su última entrevista de trabajo. A Yorick lo conocemos mientras habla por teléfono con Beth, su novia desde la universidad, que en el momento de la conversación se encuentra en Australia. Durante los veintinueve minutos que siguen (medidos a través de las viñetas) Vaughan nos va presentando de forma progresiva a los principales personajes de la historia: la madre de Yorick (congresista del gobierno); la agente 355 de la organización secreta "Culper Ring" (creada durante la Guerra de la Independencia); la capitana Alter del ejéricto israelita y la Dra. Mann, una genetista de renombre. Al final del primer número, todo ser vivo con un cromosoma Y ha muerto menos Yorick y su mono. En el resto de este primer arco argumental que abarca del número 1 al 5 , Yorick se traslada desde Nueva York a Washington en un intento por encontrar a su madre. Allí se encuentra con un grupo de esposas de políticos republicanos dispuestas a lo que sea por ocupar el puesto de sus maridos. Tras salir airoso del enfrentamiento, Yorick y la agente 355 dejan Washington para ir a buscar a la Dra. Mann, la única capaz de poner en pie a la raza humana con la ayuda de Yorick. Paralelamente, Vaughan nos introduce a las Amazonas, un grupo de feministas radicales que ven en la muerte de todo hombre la oportunidad perfecta para controlar el planeta. A sus filas se acaba de añadir una nueva miembro, la hermana de Yorick: Hero (como la protagonista de Mucho Ruido y Pocas Nueces).

El primer arco argumental sienta l as bases de lo que hasta ahora ha sido el resto de la serie, The Last Man es un comic de lento discurrir, en el que prima la definición de los personajes sobre la acción (tal y como uno la podría concebir en un tebeo) y en el que hasta ahora se han dado muy pocas respuestas al misterio que se oculta tras Yorick. La pregunta obvia es, ¿vale la pena su lectura?. La respuesta: un rotundo SI. La facilidad con la que Vaughan describe desde un principio a sus personajes es admirable, y el hecho de elegir a un personaje de la edad de Yorick hace muy fácil el poderse identificar con las tribulaciones de un hombre que debe vivir con el hecho de ser la útlima esperanza de la raza humana. Los estupendos diálogos que Yorick cruza con todo el resto del elenco ayudan aún más a esta identificación; pero Vaughan no solo borda al su peculiar héroe, sino que dota de voz propia y reconocible a todas las mujeres que van apareciendo a lo largo del relato.

En "Ciclos", el segundo de lo s cuatro arcos recopilados hasta la fecha, Yorick y sus compañeras de viaje van a dar con un pueblo de mujeres al que también llegan Hero y las Amazonas dispuestas a eliminar el último rastro de el sexo masculino en la Tierra . La última y sorprendente página de este arco da paso el tercero, titulado "Un Pequeño Paso" en el que un grupo de astronautas, procedentes de la Estación Espacial Internacional, se ve obligado a realizar un aterrizaje forzoso en el corazón de Estados Unidos . Tras un par de números de transición, el cuarto arco, "Safeword" concentra sus primeros números en mostrarnos hechos del pasado de Yorick y su segunda mitad en la lucha de la Dra. Mann y 355 contra un grupo paramilitar.

Si el trabajo de Vaughan en los guiones es loable, las labores de Pia Guerra tras los lápices no le va a la zaga. De trazo simple, el efectivista dibujo de Guerra es perfecto para no hacer sombra a los sólidos diálogos de Vaughan, sin quedar por ello en segundo plano. La perfecta diferenciación que Guerra hace de los personajes es la mayor virtud de un dibujo que con el transcurrir de la colección ha ganado en soltura.

Y: The Last Man es una serie que se sumerge de lleno en la línea de productos televisivos como las geniales Lost o Carnivale : series lentas en las que los personajes y sus vivencia priman sobre los artificios espectaculares de las muchas encarnaciones de CSI . Así que ya sabéis, si queréis leer algo diferente no dudéis en haceros con este Último Hombre, no os arrepentiréis.

Lo Mejor: La labor de Vaughan en los guiones

Lo Peor: Que el lento discurrir de la serie sea un impedimento para muchos de acercarse a tan estupenda colección.

El Momento: Ninguno en concreto, aunque el ritmo del primer número es impresionante.

Guión: 8'5 de 10

Dibujo: 7 de 10

Total: 8 de 10

 
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